sábado, 26 de febrero de 2011

Otras cuatro de Petra Delicado (3)

Ya tocaban unos párrafos selectos, ¿no? Pues ahí van estos de Serpientes en el paraíso:

Petra está de mala hostia y, para sacársela de dentro, se lía a puñetazos con un tipo en un bar. Y luego filosofa sobre cómo mujeres y hombres exteriorizamos el malestar de forma diferente.
Me sentía mal y decidí reaccionar de forma masculina. Los hombres beben, luchan, lo sacan todo al exterior sin miedo. ¿Y saben qué hacemos las mujeres cuando hay algo que nos corroe? Callar y aguantar, interiorizar. A veces le hacemos confidencias a una amiga, o vamos al psiquiatra, o tomamos tranquilizantes, o lloramos a moco tendido. Así que esta vez me apetecía una pelea de bar.

Otro pedacito de un diálogo con Garzón.
- Me cuesta entenderla, inspectora. Convierte usted una alegría en una tragedia a base de razonamientos.
- En eso consisten la cultura y la base de la civilización, amigo mío.
Sin comentarios. 

Una de esas cositas que suelta de vez en cuando Petra.
No le tengo mucha simpatía a Freud. Sólo la Iglesia católica ha fastidiado más a las mujeres que el psicoanálisis.
Dale tiempo, Petra, dale tiempo (y ocasión) y verás cómo nos jode la vida bien jodida.
No. Es broma. Eso no va a suceder porque no le vamos a dar opción. En fin, que me gusta que le den caña a Freud. Más se merece.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Otras cuatro de Petra Delicado (2)

Petra Delicado sorprende siempre. Al principio de las novelas, como veíamos en Muertos de papel, expone unas convicciones muy firmes, unas ideas muy bien asentadas, y luego lo que le toca vivir, la experiencia, le enseña que las cosas pueden ser de otra manera.

En la siguiente entrega de la saga, Serpientes en el paraíso (2002), sin embargo, la contradicción ya está en el propio título, ahí aparecen ya juntas las rosas y las espinas. El paraíso al que se refiere es una urbanización de lujo a las afueras de Barcelona con amplias avenidas, piscinas azulísimas, muchas flores, coches de gama alta y niños rubios encantadores. O sea, una especie de Wisteria Lane también con cadáveres en los jardines; o, mejor dicho, en las piscinas, porque Serpientes comienza de forma peliculera, con un muerto flotando boca abajo, como en El crepúsculo de los dioses.

Petra se deja deslumbrar un poquito, pero no cegar del todo, por el espejismo de la felicidad tal como nos la presentan los spots publicitarios:
- Le gusta a usted esa niña, ¿eh, inspectora? ¿Por qué no se casa otra vez y tiene un bebé?
- A usted le gusta el fútbol y no por eso se lleva a un jugador a casa.
Fíjate tú que yo tengo una frase parecida para hablar más o menos de lo mismo: a mí me gusta mucho el trecento italiano, pero no quiero un Giotto en casa.

Otra cosa tengo en común con Petra Delicado (esta es otra virtud de la literatura, que descubres que tus neuras son universales) y es que a mí también me da por fantasear con otras vidas. Petra fantasea con una vida plácida, de ama de casa burguesa, o de monja (la atracción del convento sale en más de una novela) y yo, ya veis, fantaseo con la vida de Petra, entregada a una profesión que te inunda entera, que te da sentido a toda la existencia. En fin.

Lo que digo: a Petra le sucede como a mí, que todas las vidas le parecen mejor que la suya.

Decidí ir a pie hasta mi casa. Fui cruzándome con gente que se movía impetuosamente, como si todos supieran adónde se dirigían. Gente de diverso aspecto y pelaje que sin duda tendría un cometido profesional concreto en la vida, una ocupación que conllevaría una ecuación lógica entre esfuerzo y resultados. Los envidié. Envidiaba a todo el mundo aquel día. No deseaba estar en mi piel.
Seguro que las dos estamos equivocadas, ¿no?

lunes, 21 de febrero de 2011

Otras cuatro de Petra Delicado (1)

A la ensalada de lecturas de la que os hablé hace unas semanas me vais a añadir cuatro novelitas más de la serie de Petra Delicado: Muertos de papel (2000), Serpientes en el paraíso (2002), Un barco cargado de arroz (2004) y Nido vacío (2007). ¿Hace falta que diga de quién son estas novelas? ¿No lo sabéis de sobra? Bueno, lo digo por si acaso: de Alicia Giménez Bartlett.

En Muertos de papel, el asesinato de un periodista televisivo del cuore hace que la inspectora Delicado y el subinspector Garzón tengan que adentrarse en lo que la misma Petra llama el barrizal de la prensa rosa.

Mal empezamos. No me gusta nada, pero nada nada, este pimpampún acrítico, ese desprecio por el género rosa en casi todas sus variantes, que ya es lugar común y tiene mucho de prejuicio sexista.

Petra Delicado, como todos los seres humanos, tiene prejuicios; y como muchos seres humanos, tiene prejuicios contra la prensa rosa que la vida misma se encarga de deshacer, porque resulta que, de repente, la vida, a su alrededor, se le pone ñoña y empieza a parecerse a los boleros, a un folletín, a una telenovela: a su hermana, el marido médico la abandona por una enfermera joven y, ni corta ni mojigata, se dedica a contar su historia a quien quiera oírla (La intimidad es un cuento para que nos aguantemos solas nuestras penas), como en los talk shows, como las matronas romanas en los baños públicos, como han hecho siempre las mujeres en sus espacios.

He amenazado varias veces con hacerlo y puede que un día lo haga: empaparme bien sobre novela sentimental y dedicarme a reivindicar el género. ¿Por qué no? No están tan lejanos los días en que la novela negra era literatura menor, subliteratura, hasta que alguien quiso dignificarla. Pues alguien empezará algún día a dignificar la novela rosa, seguro. Lo que más me molesta es que no lo haremos las mujeres: mientras no lo reivindique un hombre, lo tendremos chungo.

Continuará

viernes, 18 de febrero de 2011

El novio del cine

Hoy me tocaba publicar en Zinéfilaz y me he descolgado con un articulito sobre El novio del cine, entrañable librito de Vicente Molina Foix, a quien os he puesto en la foto.


Os pongo también la portada de un libro suyo, El abrecartas. El libro no lo he leído, pero la portada me encanta. No sé de quién es, así que agradecería el dato.



Pasaos, pues, por Zinéfilaz a leer mi articulito. Allí os veo. Ciao!

lunes, 14 de febrero de 2011

Poema de amor a Salamanca, en el día de San Valentín

Me pasó con Cuenca, me pasó con Trujillo. Me ha pasado ahora con Salamanca. ¿Qué? Pues que son más europeas, más monumentales, más impresionantes, mucho más hermosas de lo que recuerdo. ¿Es algo que tiene que ver con mi memoria o es que verdadera y objetivamente estas ciudades han mejorado mucho? Lo segundo, creo.

En Salamanca no da una dos pasos sin toparse con una iglesia, un palacio, un convento, un resto arqueológico, varias catedrales o una sede arzobispal. Tanta monumentalidad abruma, saca a pasear el fantasma de Stendhal; tanto pretérito te hace soñar con la muerte y tanta calavera contrasta con la frescura de las estudiantes que taconean el empedrado con libros como Diccionario de partículas en los brazos.

Tampoco da una en Salamanca dos pasos sin toparse con una tasca jamonera, un restaurante castizo, un café donde leerse de seguido todos los periódicos de derechas.

Ni sin toparse con el Tormes, río de quinta categoría geográfica, pero de primera literaria. Tiene el Tormes a ambos lados paseos para peatones y bicicletas. Por allí y por los puentes he trotado en estas refrigeradas y bellísimas mañanas de Castilla. Toda una experiencia extrema para una atlántica, como yo, que no soporta bien ni el calor ni el frío.

Pero, en fin, si Unamuno, con lo antipático que era, supo aclimatarse, pues también podría hacerlo yo.

martes, 8 de febrero de 2011

Me voy a Salamanca

Pues eso, lo que dice el título, que me voy a pasar unos días a Salamanca y, como sois una estupenda guía turística, recurro a ustedes (perdón por el error de concordancia), como en otras ocasiones, para recibir todo tipo de sugerencias y recomendaciones que respondan a esta pregunta:

¿Qué puedo hacer en Salamanca durante los próximos días?

O sea, ¿dónde cómo?, ¿dónde ceno?, ¿qué cafés son bonitos? (es que hará frío), ¿por dónde paseo?, ¿qué visito?, ¿qué no me puedo perder?, ¿dónde está el San Cristóbal precisosísimo de la foto, que he sacado de www.arteguias.com

Os doy las gracias por anticipado y ya os pondré unas letritas desde allí. Besos, buena gente.

sábado, 5 de febrero de 2011

Breve crónica de la fiesta poética del otro día

En la fiesta poética del otro día, tal como os anuncié, vimos primero el documental Tan lejos de Dios, de Uberto Stabile, filmado en Chihuahua, Ciudad Juárez, El Paso, Tijuana, Ensenada, Rosarito, San Diego, Saltillo y Monterrey, ciudades muy imperfectas que sólo pueden describirse recurriendo a la incoherencia poética, pues todo lo demás ya no sirve, falla.

Varias y varios poetas, fronterizos e interculturales, no por pose sino por azar geográfico, nos hablan, entre otras cosas, de la belleza del desierto y la cultura de la muerte y recitan con un megáfono en medio de un mercado ruidoso o en el mismito puente de la frontera, ese tan feo con alambradas que salía en No es país para viejos.

[Nota mental para mí misma. Lo del megáfono no será del todo original, vale, pero me ha gustado. Tengo que decirle a Jaio a ver si se anima a organizar en Bilbao algo así, igual en plan flashmob.]

Luego vino la presentación del libro Mujeres en su tinta, una antología que también ha hecho Uberto Stabile. Algunas de las antologadas (qué palabra más fea, diossss), como Marisa Gutiérrez, estaban allí y leyeron sus poemas. Como otras no estaban, nos repartimos sus obras, cual soldados judíos que se reparten las vestimentas de Jesús, entre las asistentes y a mí me tocó leer un par de poemitas muy cortitos y muy simpáticos de Isabel Camacho.

Y a continuación dio comienzo la jam poética. Lamento no recordar los nombres de todas y todos quienes desfilaron por el escenario. La culpa es mía, porque me presenté allí relajada, mano sobre mano, sin libretita de notas, dejando que la memoria filtrara, pero resulta que filtra poco la cabrona.

En fin, recuerdo a Mari Zurbano, Hugo Larrazábal y David Murders, que tiene blog y ha escrito también una minicrónica del evento.

Para acabar, Jose Blanco, que es de Barakaldo, como yo, se llama como el ministro español de fomento y estrelló la guitarra contra el suelo antes de empezar a tocar (!!!!!!????), nos cantó tres bonitas composiciones suyas, le aplaudimos como se merecía y nos fuimos alegres y felices para casa, que ya se nos había hecho tarde.

Fin.

En cuanto se publiquen las fotos del evento, os pongo un enlace. 
Actualización. Ya está. Aquí tenéis el enlace.

martes, 1 de febrero de 2011

Vamos bien

Pero podríamos ir mejor.
Me explico. Hace tiempo me quejaba de que Ruth Rendell llevaba escritas un montón de novelas que no acababan de traducirse al español.

De un tiempo a esta parte, felizmente, Ediciones Plata ha sacado en su colección Plata Negra las traducciones de estas novelas:
¿Por qué digo que podríamos ir mejor? Porque se podían haber traducido por orden cronológico de publicación, como a mi cabeza cuadrada le gusta y porque se ha quedado colgada sin traducir (corregidme si me equivoco, plis) The Rottweiler, de 2003.

Y ya que estoy quejica me quejaré también de que la entrada de Rendell en la Wikipedia en español es más pobre que las ratas pobres. Pero esta queja me la dirijo más que nada a mí misma: hale, guapa, manos a la obra, ya sabes qué tienes que hacer.

Para acabar, la lista de las publicadas por Rendell, además de The Rottweiler, que faltan por traducir:
  • Portobello (2008)
  • The Birthday Present (2008)
  • Tigerlily's Orchids (2010)
  • The Vault (2011)